FOTOGRAFÍAS INÉDITAS
MAGO DE OZ en Querétaro.
04 de noviembre de 2010.
Texto: @MaeseDelMetal
Fotografías: @EricSolano.
Texto: @MaeseDelMetal
Fotografías: @EricSolano.
Son casi las 9 de la noche y el polvo casi congelado de la Plaza de Toros Santa María en la ciudad de Querétaro, México cae sobre el escenario y miles de espectadores que esperamos ver a Mago de Oz un jueves cuatro de noviembre, dos días después del Día de Muertos.Esta banda de Metal-Folk español, quien en sus inicios se llamó Transilvania, en honor a una de las instrumentales más poderosas de Iron Maiden; ahora presenta su material discográfico número diecisiete, "Gaia III: Atlantia".
En medio de la oscuridad de esta noche, comienza "Dies Irae", que evoluciona de una dulzura sinfónica con una flauta transversal en primer plano, pasando por rifs duros pero armoniosos, a dúos de guitarra que bien recuerdan a Maiden o a Priest rompiéndose contra un poderoso fragmento de flauta y violín de Johan Sebastian Bach, para terminar en una mezcla de metal sinfónico motorizado por un doble bombo. La luz se hizo presente.
En un momento, hace aparición con todos los reflectores transparentes del escenario Txus di Fellatio, baterista y fundador de la banda; a quien, por cierto, deberían recomendarle sus managers que no ondule de cabeza la bandera del país anfitrión, cosa que al final de la segunda canción corrige el vocalista José, quien después de varios moloiks (señales de cuernos hechas con las manos) ondula nuestra bandera de en correcta posición y hasta la usa en unos breves momentos como capa (qué bueno que sólo hasta ahí llegó, pensé que se iba a creer "niño héroe" y… bueno, ya saben).
La noche transcurrió como una sinfonía del griterío y cantos de los espectadores, acompañados por la banda favorita de muchos de ellos. Hubo clásicos consagrados como "Fiesta Pagana" y nuevos clásicos como "Siempre (Adiós Dulcinea, parte II)". "Vodka and Roll", "Aztaroth" y "Satania" crisparon los pelos de la nuca de más de cien.
Muchos hubiéramos querido que la magia persistiera por más de dos horas, pero, se acabó con un "Gracias cabrones" del vocalista, la falsa salida y el regreso para las últimas canciones del concierto. El polvo siguió cayendo aún más frío y la irritación de garganta urgía seguir coreando en algún otro lugar, tal vez una cantina, la calle, o una web cam que sirviera como instrumento para llevar testimonio desde youtube a todo el planeta. Dies irae maleus, maleficarum est.
